jueves, 5 de noviembre de 2009

Sobre Historia e historias

Artículo que leí hace un par de dias en EL PAIS.
El autor, catedrático de Historia en la Universidad de Zaragoza, muestra una actitud valiente y bien poco corporativa denunciando un enfoque de la disciplina histórica con cierto aroma apolillado. Creo que las explicaciones más iluminadoras son las que tienen en cuenta el trasfondo social y económico de los fenómenos históricos. La explicación científica, centrada en datos , en el mosaico de la vida que se entreteje día a día es verdaderamente más árida que la de los personajes, con su glamour de relevancia, sus cortesanos, generales y hazañas.
Pero por otro lado resulta más atractiva para un público que ha llegado a confundir novela e historia en un género tan de moda que produce éxitos editoriales por doquier.


Historia de tambor y trompeta


JULIÁN CASANOVA
EL PAÍS - Opinión - 03-11-2009

Hay muchas formas de abordar la historia de España, pero la que se distingue con el Premio Nacional casi siempre es la misma: la que presta la máxima atención a las aventuras de reyes y nobles, a sus pompas, guerras y conquistas. En la Monarquía se encuentra el tronco de nuestra historia común, parece que piensan quienes conceden ese premio, el vínculo uniformador de nuestro pasado más remoto con nuestro presente más actual.

Y es esa historia apologética del poder, de sus símbolos e instituciones, la única que se reconoce casi todos los años, con las debidas excepciones, con el Premio Nacional de Historia de España. Es como si el tiempo no hubiera pasado, como si el Ministerio de Cultura, el organismo que otorga esos premios desde el comienzo de la democracia, fuera todavía el Ministerio de Información y Turismo de la dictadura. No es ese tipo de historia, sin embargo, la que enseñan, escriben y divulgan la mayoría de los historiadores. La democratización y el surgimiento de la sociedad de masas obligó a los historiadores a cambiar sus discursos y objetos de estudio durante el siglo XX. Fueron muchos los que reclamaron con sus investigaciones una historia que tuviera en cuenta los factores económicos, sociales y culturales. Una historia que dejara de concentrarse en las vidas y acciones de reyes y notables y mostrara interés, por el contrario, por sectores más amplios de la sociedad y en las condiciones bajo las que vivían. Al desplazar el foco de interés desde las élites o clases dirigentes a las vidas, actividades y experiencias de la mayoría de la población, el estrecho campo de los sujetos históricos abarcado por la historia política tradicional se ensanchó y el estudio del pasado se democratizó. Frente a la historia apologética del poder, utilizada y manipulada para generar una mayor lealtad de los ciudadanos a los dirigentes del Estado, surgió una nueva historia, casi siempre etiquetada como social, enriquecida por los hallazgos de antropólogos, economistas y sociólogos, que escuchaba los ecos de todas las voces marginadas por las historias oficiales. Las cosas resultaron algo diferentes en España. La victoria franquista en abril de 1939 y las posteriores décadas de dictadura se manifestaron, por lo que a la historiografía se refiere, en la imposición de una perspectiva reaccionaria y antiliberal que ignoró en todo momento las divisiones sociales, lingüísticas, religiosas y de sexo, y levantó un poderoso dique de contención frente a las nuevas corrientes en las ciencias sociales y a los análisis de las fuerzas anónimas y colectivas. Aunque lento y desigual, no obstante, el avance de esa nueva historia ha dado también entre nosotros, en los últimos años, notables frutos. Hemos recuperado una buena parte del desfase en que nos dejó ese periodo tan excepcional que fue el franquismo, por su dureza, duración y miseria intelectual. Los historiadores escriben en la actualidad sobre una multitud de temas inimaginable unas décadas antes. Cualquier aspecto de relevancia, mínima o máxima, para los humanos tiene ya su historia escrita, leída muchas veces por miles de personas. Nada de eso preocupa a quienes controlan el mecanismo de concesión de los premios nacionales de historia de España. No es que no conozcan esas otras historias, los buenos libros que todos los años aparecen sobre esos temas en el mercado; sencillamente, las desprecian y en el fondo consideran que esas narraciones de las experiencias cotidianas de hombres y mujeres rescatados de la multitud anónima son irrelevantes, subproductos de la historia que no pueden compararse con la grandeza de la Monarquía. La primera obra premiada por el Ministerio de Cultura, en 1979, fue Los orígenes del Consejo de Ministros de España, un estudio en realidad de la Junta Suprema de Estado que existió entre 1787 y 1792; la última, treinta años después, ha distinguido al mismo autor, José Antonio Escudero, por coordinar El Rey. Historia de la Monarquía. En medio de esas dos fechas, libros dedicados a Fernando III, Felipe II, Isabel I o Alfonso X. Premios que han ido a parar muy a menudo a miembros de la Real Academia de la Historia, concedidos por miembros de las otras Academias. Y todos los premiados fueron varones, excepto una mujer, Mª del Carmen Iglesias, a quien se le dio el premio en el año 2000 no por una obra suya, sino por prologar y coordinar un estudio sobre los "símbolos de España", el escudo, la bandera y el himno, escrito en su mayor parte por otros dos académicos de la Real Academia de la Historia. A comienzos del siglo XXI, Clío, la musa de la historia, se presenta ante la sociedad con muchas caras, haciendo de la historia un elemento esencial para la educación ciudadana y la cultura pública. Los miembros de las Reales Academias no se han dado por enterados y siguen premiando a la historia que el inglés J. R. Green llamaba hace más de un siglo "de tambor y trompeta".

domingo, 25 de octubre de 2009

Una explicación microeconómica de la crisis

O el dia a dia de un servidor.

Más o menos vi reflejado mi trabajo diario en estos tiempos en el artículo del jueves 22/10/2009 de Xavier Vidal-Folch en EL PAIS.


Los bancos que no hacen banca


XAVIER VIDAL-FOLCH
EL PAÍS - Economía - 22-10-2009

Escuchemos a la elegante notaria, y al discreto jefe de sucursal bancaria.
La notaria M está firmando la mitad de hipotecas que ahora hace un año. Casi todas son renovaciones de créditos antiguos, a los que se les amplía el plazo o se les retocan las condiciones. No firma nuevas pólizas a empresas, salvo meras renovaciones de menor cuantía, de líneas preexistentes, "empeorando dos o tres puntos el tipo de interés". La de M es una notaría céntrica y concurrida.

El jefe de la sucursal bancaria C ha concedido en 2009 cuatro hipotecas, contra 18 el año pasado, y cinco créditos personales, en vez de 51. Las 500 demandas de financiación de 2008 le han bajado a 250, en los primeros nueve meses de 2009. La de C es una coqueta y céntrica sucursal del primer banco del país.

Las empresas, en suma, siguen sufriendo asfixia financiera.

Lo sugestivo de esta cata personal y micro, es que traduce al reino tangible las grandes cifras macro. Los bancos (y cajas) apenas prestan. El volumen de crédito vivo se estancó en los 1,9 billones de euros, el récord logrado el pasado diciembre.

¿Por qué la banca no presta a las empresas, cuando ése es su primer oficio? ¿Por qué no hace de banca? Porque le resulta más seguro y rentable tomar dinero al 1% del Banco Central Europeo y prestarlo al Estado suscribiendo deuda al 3,5%. O a las grandes empresas. Porque le asusta el aumento de los deudores morosos, que suponen ya el 4,9% del total de créditos concedidos por bancos y cajas.

Porque sabe como nadie que la morosidad real es aún superior, pues se ha quedado con ingentes activos inmobiliarios (que comercializa directamente) a cambio de los créditos que sobre ellos concedió, para evitar apuntarlos como fallidos, lo que aumentaría esa morosidad en ¿dos, tres puntos? Sobre el alcance de ese fenómeno, la solvencia real del sistema financiero español, versa el reciente duelo de las agencias Moody's y Fitch.

Porque calcula, en suma, que si la morosidad llega al 10%, llegarán las bancarrotas.

De modo que la banca anida buenas razones para una puntillosa prudencia (tardía). El problema es que así dimite de su función y deja en desamparo a las empresas.

Sólo en parte el Instituto de Crédito Oficial (ICO) repara el daño, aportando a día de hoy unos 50.000 millones de euros. Dice el bancario C que "los únicos créditos a empresas" de su sucursal, son los que ésta gestiona entre las líneas del ICO. Unas, poco usadas; otras, desbordadas; todas, replanteándose bajo la nueva dirección de José María Ayala. El drama es que las empresas solventes aplazan invertir y pues, no demandan crédito. Y las que piden liquidez circulante y van flojas, si no pagan el crédito, aumentan la mora (50%) al banco gestor de la línea ICO (el otro 50%).

Así que el problema es de oferta crediticia suficiente de los bancos. O de sus duras condiciones, como acusó el 65% de las empresas en la última encuesta del Banco de España. Es también de solvencia de la demanda. Aunque no esté de moda subrayarlo. Como explica S, jefe de una tribu empresarial, para soltar el dinero la banca exige ahora garantías personales sobre el capital prestado en torno del 30%; hace un año, un 10%. Juega sobre seguro. Pero también muchos empresarios, como el gato escaldado, huyen de poner su patrimonio en garantía de su empresa.

Entre unos y otros, ¿dónde queda la asunción de riesgo responsable, característica del "tipo ideal de empresario capitalista" -hostil al "tipo vulgar" del capitalista nuevo/rico-, que se caracteriza por "odiar la ostentación y el lujo inútil" y se colma por "la satisfacción del deber cumplido", el modelo que preconizaba Max Weber en La ética protestante y el espíritu del capitalismo?

viernes, 25 de septiembre de 2009

Avec le temps

Después de la risa, la canción quizás más triste y más bella del repertorio francés.
Con ustedes, conmigo, Léo Ferré:




Avec le temps
by Léo Ferré
Avec le temps...
Avec le temps, va, tout s'en va
On oublie le visage et l'on oublie la voix
Le cœur, quand ça bat plus, c'est pas la peine d'aller
Chercher plus loin, faut laisser faire et c'est très bien

Avec le temps...
Avec le temps, va, tout s'en va
L'autre qu'on adorait, qu'on cherchait sous la pluie
L'autre qu'on devinait au détour d'un regard
Entre les mots, entre les lignes et sous le fard
D'un serment maquillé qui s'en va faire sa nuit
Avec le temps tout s'évanouit

Avec le temps...
Avec le temps, va, tout s'en va
Même les plus chouettes souv'nirs ça t'as une de ces gueules
A la gal'rie j'farfouille dans les rayons d'la mort
Le samedi soir quand la tendresse s'en va toute seule

Avec le temps...
Avec le temps, va, tout s'en va
L'autre à qui l'on croyait pour un rhume, pour un rien
L'autre à qui l'on donnait du vent et des bijoux
Pour qui l'on eût vendu son âme pour quelques sous
Devant quoi l'on s'traînait comme traînent les chiens
Avec le temps, va, tout va bien

Avec le temps...
Avec le temps, va, tout s'en va
On oublie les passions et l'on oublie les voix
Qui vous disaient tout bas les mots des pauvres gens
Ne rentre pas trop tard, surtout ne prends pas froid

Avec le temps...
Avec le temps, va, tout s'en va
Et l'on se sent blanchi comme un cheval fourbu
Et l'on se sent glacé dans un lit de hasard
Et l'on se sent tout seul peut-être mais peinard
Et l'on se sent floué par les années perdues
Alors vraiment... avec le temps... on n'aime plus

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